Para
hablar de este Tempranillo hay que ubicarse en Samaniego,
entre Álava y La Rioja, donde se da un entorno muy particular. Por
un lado Sierra Cantabria aporta toda la luminosidad para llegar a los
14º de volumen sin problemas. Por otro la influencia del
aragonesísimo río Ebro ata a la región al clima mediterráneo y a
las precipitaciones por debajo de los 3o mm. Condiciones inmejorables
para el cultivo de la vid.
Nota de Cata: En vista capa media-alta con ribete fúcsia, presencia
de burbujas, lágrimas espesas y otras cosas. Nariz con fruta del
bosque joven, fresa, mora, frambuesa y hierbas frescas. Buena
intensidad que evidencia una pre-fermentación en frío y la
posterior maceración carbónica. En segundo plano ecos minerales
propios de los suelos arcilloso-calcáreos de la Arabako Errioxa.
Boca joven e intensa. Buena y agradable acidez apadrinada por
fruta de baya que nos recuerda en todo momento que estamos ante un
vino del año. Final con nervio y calidez pero a la vez contenido, es
decir, tiene 14'5 % volumen de alcohol que jamás son agresivos.
Equilibrado,
elegante, redondo. Muy correcto. Por poner un 'pero' la aparción de
sustancias coloidales y turbideces en las copas finales. Para los más
exquisitos una imperfección, para mí, un síntoma de artesanía y
humanidad. Se mueve esta referencia en torno a los 7 euros y
yo lo recomiendo no sólo por la historia de la maceración carbónica
sino porque es un Rioja de alta expresión.
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