Hablar
de este gran reserva es hablar Juan Ayuso. Pero, ¿quién es Juan
Ayuso?...pues un maestro de enólogos, asesor de bodegas natural
de Aranda de Duero y artífice de este Tempranillo. Juan como
buen castellano no podía ignorar una región con tanto potencial
vitícola como la segoviana. En el corazón de esta provincia está
la pintoresca aldea de Fuentidueña: fantasmal en invierno
pero que bulle en verano, una mezcla de Hobitton y la España
más profunda. Precisamente en su tienda de productos locales estuve
catando junto al vendedor varias añadas y me decidí por esta.
Nota de Cata: Obligada decantación antes de su servicio, pues
puede contener sustancias coloidales. Una vez en copa muestra una
opacidad profunda y ribete ladrilláceo con total seguridad. Nariz
muy intensa con presencia inequívoca de especia negra, caramelo
líquido, mucha madera pero de la buena y un toque de cuero. En boca
entrada dulce y potente, con una madera firme y estructurada.
Desarrollo amplio, carnoso como los grandes reservas castellanos.
Elegancia, señorío y equilibrio con su cuerpo, con acidez muy bien
integrada. Final con una estela de especiados y un tanino pulido como
no podía ser de otra manera tras 2 años en francés / americano
y más de un lustro en botella...
Y
es que hay vinos de mesa como este que parecen grandes Riberas del Duero, y Riberas que parecen vinos de mesa. Su precio
alrededor de 8 euros lo hacen altamente recomendable. Se trata
además de una tirada limitada de 12000 botellas, en mi caso la
1683...así que no espere más. Desde Madrid coja la A-1 (Autovía
del Norte) dirección Aranda de Duero: pasarán por Sanse - San
Agustín del Guadalix - Venturada - Buitrago del Lozoya -
Somosierra... Y al llegar a Cerezo de Abajo se desvían por la
SG-250, durante 50 km sin abandonarla irá anunciándose
Fuentidueña...buen viaje.
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