Labastida (sur de Álava) es la cuna de un personaje
importante en el mundo de la vinificación en España: Manuel
Quintano Quintano. Este noble primero, y cura después trajo
desde Burdeos las técnicas más innovadoras para la mejora del vino. Entre ellas la supresión del raspón durante el pisado
de la cosecha, el prensado (vertical todavía)
suave para la no transmisión de sensaciones herbáceas,
y también, mejoras en la clarificación y el trasiego. Un pionero
en todo caso que puso los mimbres para que hoy día podamos
disfrutar de vinos como éste y con el brindamos por Manolo.
Nota de Cata: Mucho color es decir, una buena
opacidad con matices color ladrillo (11 meses de envejecimiento en
barrica de 2º/3º uso). Una primera nariz con notas de cuero,
tabaco y balsámicos. Segunda nariz con recuerdos maderizados junto a
la fruta negra en compota. Boca afrutada que va volviéndose cada más
potente hasta desbocarse con la ayuda de una barrica de roble (7o%
americano – 3o% francés) firme. Cuerpo y estructura. Acidez
suficiente y grado alcohólico de 14'5 % para este macho alfa
de los vinos.
Buenos mimbres en este potente Tempranillo
salido de bodegas y viñedos Labastida, con una edad de 5o años y
plantados a una altitud de entre 5oo y 6oo metros por encima del
nivel del mar. Esta bodega con también más de 5o años posee un
viñedo propio de 540 hectáreas influenciadas doblemente por: al
norte Sierra Cantabria y al sur el río Ebro. Con un mes más este
crianza de 11 euros podría llevar la etiqueta de Reserva
(para mí organolépticamente lo es), pero aún así es recomendable
para abrir frente a los suegros y un buen asado.
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