Este cava se
inspira en la historia de un Reino lleno de épica y belicosidad. En
cómo unos pocos condados pirenaicos pudieron elevarse con
testiculina y nobleza en un imperio mediterráneo que
alcanzaba hasta la actual Grecia Central. Mucho orgullo y mucho que
celebrar. Hoy día lo celebramos con cava bilbilitano, tal vez
en la Edad Media esos conquistadores salidos del Aragón más rústico
y profundo lo hacían con vino tinto. ¿Pero qué hay en común tras
tantos siglos? Una variedad de uva autóctona: la Garnacha Tinta.
Nota de Cata: Visualmente un color rojo piedra rubí como los de la corona de Alfonso II, uno de los reyes más eficientes del Reino de Aragón. Destaca el torrente de burbujas que emana del fondo del copazo. Una nariz con notas cítricas, herbales y fruta roja como podría ser la fresica silvestre o las de chuchería. Una entrada efervescente que eclipsa el dosage Brut (en estre caso 8 gr de azúcares residuales). Desarrollo cremoso gracias al efecto de la burbuja y de los 10 meses sobre lías, con un acidez protagonista como se espera en un espumante. Los aromas de boca evocan de nuevo la fruta silvestre, todavía inmadura junto a ecos cítricos para sostener la tensión y el nervio de un positivo Cava Aragonés.
Gracias César Langa y equipo por este brut para la celebración y el esparcimiento. Una relación calidad precio de aproximandamente 10 euros que es muy positiva en comparación a otros espumosos del otro lado del Segre. Bodega instalada a las afueras de Calatayud y que lleva buen peso de la producción de todo el Cava Aragonés, en este caso salido de terrenos pedregosos y arcillosos. Como maridaje un risotto de setas con parmesano para recordar cuando Aragón conquistó Napoles. Una mussaka con espuma de patata para remomorar nuestro pecheo por tierras Griegas o una terrine de figateli que es un plato típico de la isla de Corse.
Nota de Cata: Visualmente un color rojo piedra rubí como los de la corona de Alfonso II, uno de los reyes más eficientes del Reino de Aragón. Destaca el torrente de burbujas que emana del fondo del copazo. Una nariz con notas cítricas, herbales y fruta roja como podría ser la fresica silvestre o las de chuchería. Una entrada efervescente que eclipsa el dosage Brut (en estre caso 8 gr de azúcares residuales). Desarrollo cremoso gracias al efecto de la burbuja y de los 10 meses sobre lías, con un acidez protagonista como se espera en un espumante. Los aromas de boca evocan de nuevo la fruta silvestre, todavía inmadura junto a ecos cítricos para sostener la tensión y el nervio de un positivo Cava Aragonés.
Gracias César Langa y equipo por este brut para la celebración y el esparcimiento. Una relación calidad precio de aproximandamente 10 euros que es muy positiva en comparación a otros espumosos del otro lado del Segre. Bodega instalada a las afueras de Calatayud y que lleva buen peso de la producción de todo el Cava Aragonés, en este caso salido de terrenos pedregosos y arcillosos. Como maridaje un risotto de setas con parmesano para recordar cuando Aragón conquistó Napoles. Una mussaka con espuma de patata para remomorar nuestro pecheo por tierras Griegas o una terrine de figateli que es un plato típico de la isla de Corse.
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