Las cicatrices históricas en Corbera d'Ebre no han impedido a este pueblo de Tarragona mirar hacia adelante y hacia su mayor tesoro: su potencial agrícola. Fue a finales de los años 50's cuando un grupo de viticultores decidieron poner en valor sus viñedos, y hoy, décadas después sólo econtramos que calidad. Una calidad nacida de suelos calizos y valles donde la Garnatxa propone perfiles distintos a los de otras zonas conocidas como Corbières, Campo de Borja, Languedoc o Méntrida. Esta referencia responde a una Garnacha – Cariñena en clave de juventud y calidad.
Nota de Cata: Muy original etiqueta, que predispone a un producto joven y 'currado'. En copa una buena extracción y el disco que confirma la añada. En nariz fruta joven pero jugosa, acompañada de unos ecos lácticos propios de la Garnacha. Podrían evocarnos fácilmente yogur de arándanos. En boca gran redondez y mejor volumen. De media a ligera estructura pero siempre respetando la materia frutal. Muy buen frescor. La fruta de arbusto y el caramelo fresa-nata se muestran sedosas y amables en el desarrollo. El final de gran persistencia no está reñido con una calidez mediterránea y con una tensión deliciosa.
Lo mejor la vivicidad de su fruta, lo mejor la presencia de esa Carinyena que realza una materia carnosa y sugerente. Muy recomendable tinto máxime su relación calidad-precio de entre 5 y 6 euros, que eso es por donde Terra Alta puede desmarcarse y llegar al amante del vino actual . Un servicio a 13º C es suficiente en esta referencia de frescor garantizado. Como maridaje estamos convencidos que el potencial líquido de la Terra Alta y el sólido de su vecina Matarranya pueden convencer a cualquiera. En esa dirección se puede proponer con este tinto un Surtido de croquetas de Jamón de Teruel (imperiales las de cualquier secadero turolense). Y como accord regional un Pollo a la brasa con soja, lima y ajo negro como el que preparan en el restaurant Sibarites de Gandesa.
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