Gran Closa 2018 (DO Costers del Segre): vino de paisaje y territorio para disfrutar

Una de las sorpresas positivas de este año en cuanto a tinto low-cost catalán: un vino que sorprende por su precio, seduce por su fruta y pone a una región en el mapa de las D.O a tener en cuenta. Closa, en castellano, significa un terreno cerrado destinado al pastoreo. Pero aquí no hablamos de queso, hablamos de vino ¡y qué vino! : un Ull de Llebre (Tempranillo al otro lado del Segre), Garnacha (Grenache al otro lado del Pirineo) y Cabernet Sauvignon. Con variedades que permiten una crianza aquí se prueba con 4 meses. Con otros dos meses más y 18 en botella podría llamársele 'Crianza' pero para qué si en Lleida ya saben que lo que la gente quiere es fruta y prau.

 

Nota de Cata: Visualmente una capa alta gracias a los polifenoles del Cabernet y el ojo liebre. En nariz una media intensidad que evoca fruta del bosque y, en segundo plano un toque terciario, podrían darse recuerdos a piel curtida. Quizás la aromática es el punto débil de esta Gran Closa. En boca una entrada redonda y fresca precede un equilibrio delicioso con la fruta por bandera. La frambuesa o la mora en su punto de madurez mantienen un perfil afrutado donde los cuatro meses en bóta quedan imperceptibles. La materia llega al final eclipsando el 13'5% de calidez.


Un precio de 4'17 euros que con el tiempo subirá (se dijo aquí antes que en ningún sitio). Vale que la aromática no sobresale pero la fruta como protagonista ¡muy protagonista ! es una buena noticia sobre todo en un mercado inundado por garnachas y tempranillos a su vez bien infusionados en chips. Como maridaje busque los clásicos de cada día de la cuina catalana: Canelones de col a base de carne de ternera, pollo y cerdo. Otro gran clásico las Habas a la catalana, cuya materia se basa en panceta y butifarra. Como match de cercanía un plato de jamón de Teruel salido de la Ganadera Unida Comarcal de la aragonesísima Val de Robres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario