Daruqa rosado (IGP Ribera del Jiloca): el pacto entre 2 variedades olvidadas y una región abandonada

La ribera del Jiloca está despertando poco a poco enológicamente y dando indicios de un potencial que puede competir y hacer temblar a Rioja-Baja, Cariñena y Campo de Borja. Se está posicionando ante el cliente que gusta del vino de Aragón, que sufre la desaceleración y que valora las variedades autóctonas. Sobre esto último hay que resaltar las tintas que Côtes de Jiloca ha tomado por bandera para ganar ese posicionamiento: la Juan Ibáñez, que se acompaña aquí con Moristel para expresarse así:


Nota de Cata 2021: Visualmente un color rosa pálido con reflejos piel de cebolla y densas lágrimas, en este sentido similar al rodado provençal. Una nariz más tímida que expresiva pero que va a ofrecer aromas de tipo cítrico y herbal como la salvia. Entrada de buen frescor en boca. Desarrollo redondo que se equilibra de cojón con la tensión del ataque. Agradable, femenino, 12% vol. Aromas de boca que conjugan recuerdos de fruta blanca de hueso, florales y citricos, para dejar una estela de simpático amargor en un vibrante final.


La Sociedad Cooperativa Santo Tomás de Aquino propone un PVP alrededor de 5 euros para capear esta durísima época. Dicha Cooperativa se situa en la comarca Campo de Daroca, donde los suelos áridos, las altitudes de hasta mil metros y la geología pizarrosa recomiendo plantar Juan Ibáñez y Moristel. Como maridaje y como no podía ser otramente hay que proponer las elaboraciones de las tascas de Daroca. Pruebe las migas del restaurante La Parrilla y sino la ensaladilla casera del bar El Perragorda, lugar muy familiar.



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