Hondarribia / Fuenterrabía no es sólo uno de los
pueblos más bonitos del País Vasco sino el emplazamiento del
clásico Hondarribi Zuri y del Gros Manseng bearnés (5%) . Un
coupage pues que rompe los moldes clásicos del chacolí y nos
anuncia que aquí viene uno diferente y vanguardista:
Nota de Cata 2017: En vista comparte señales propias de juventud como su añada anterior. Nariz aromática: prado tras la lluvia, mentolados y cítricos. En 2º plano notas de especia blanca y lima para la complejidad. Entrada seca en boca, desarrollo de frescor controlado que nunca es agresivo. Aromas de boca para los herbales bien entendidos, melocoton inmaduro y una notra salina que nos trasnsporta a la costa. Final delicado y sutil de amargor delicado que alarga la persistencia.
Nota de Cata 2017: En vista comparte señales propias de juventud como su añada anterior. Nariz aromática: prado tras la lluvia, mentolados y cítricos. En 2º plano notas de especia blanca y lima para la complejidad. Entrada seca en boca, desarrollo de frescor controlado que nunca es agresivo. Aromas de boca para los herbales bien entendidos, melocoton inmaduro y una notra salina que nos trasnsporta a la costa. Final delicado y sutil de amargor delicado que alarga la persistencia.
Nota de Cata 2016: Esta añada se presenta visualmente de un color amarillo pajizo con
reflejos verdosos. Olfativamente media intensidad con motivos
herbáceos y florales que denotan frescura. En el apartado gustativo
es protagonista su ligereza, frescor y acidez contenida. Sus
notas florales lo hacen agradable y fácil de beber, desmarcándolo
de chacolís más clásicos y previsibles.
Uno de los txakolís que más me gustó en mi visita a
Donosti, probado en su casco viejo, ambos de obligada visita a todo
el mundo. La bodega responsable es Hiruzta, a las afueras de
Hondarribia y es el proyecto de la familia Rekalde (aunque también
filosofía de vida y epicureísmo...). Su precio se mueve en torno a
los 15 euros, ahí queda eso.
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