El
lagar de Isilla es la demostración de que Aranda de Duero es una
localidad de vino. Este winebar, situado en el corazón de tal
ciudad burgalesa es el lugar de cita para todos/as los/as amantes
del vino de la zona. Un local con solera, espacioso, provisto no
sólo de buenos Ribera sino de tapas seductoras, y todo en un
ambiente distendido pero formal.
Nota de Cata: Una nariz intensa: fruta roja, cítricos tales como
la mandarina o el pomelo, así como algo de prado o hinojo.
Entrada dulce y afrutada donde destaca la piruleta. Desarrollo que
combina fruta roja con notas florales. Su acidez le da volumen y
nervio. Retro-nasal donde vuelve el dulzor y una calidez de 14 grados
bien integrada.
Buscaba
un Cigales pero no le tenían, así que le dije al camarero que
confiaba en su criterio para beber un rosado de Ribera del Duero. Hay
que decir que el tío acertó y me econtré con lo que acabáis de
leer. Referencia que se mueve entre los 6 y 5 euros y que recomiendo por su viveza y sus sensaciones.
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