Chile es la Alemania de
Hispano-América (dicen) y justamente la cadena alemana del Lidel ha
apostado por un tinto 1oo% Cabernet Sauvignon que ya es una
variedad fija en el viñedo chileno que tanto nos gusta. Y también
nos encanta su gastronomía, a la altura de la peruana y argentina.
Para este vino, ruego pruébenlo con un sabroso 'curanto en hoyo'
para que allí dentro puedan cocer choritos, papas, carne de vacuno
nasional y longanizas. Y si están en Valparaíso...entonces una
chorrillana.
Nota de Cata: Una alta
pigmentación típicamente varietal beneficiada por el sol chileno
que consigue madurar tanto variedades blancas como tintas. Lágrimas
espesas que esconen densidad y potencia. A nivel aromático converge
la fruta de baya madura, notas terrosas, animales, especia dulce y
varietales. Más complejo que intenso en nariz. Entrada dulce y
afrutada, desarrollo de viveza, fruta en su punto de madurez y de
cierta densidad en tacto. Estructura y buen cuerpo confirma que
se trata de un verdadero Cabernet. Notas de cuero, terrosas,
ahumados, empireumáticos y pimienta negra manifiestan esa
complejidad.
Ya vieron que es un vino que, tras
lo comentado, exige la potencia de un curanto, una chorrillana o una
empanada de pino. El precio es muy chileno, es decir, muy económico:
2'19 euros lo que
equivale a 1672'73
pesos chilenos. Sin salir de este blog conozcan otro vino de
Chile presente en Europa con una espectacular relación
calidad-precio. Y me refiero al Chardonnay 2016 de la conocidísima
marca Gato Negro (Viña San Pedro Taripacá) que va rechingón con la
paila marina. Prueben.
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