Nota de Cata 2016: Capa alta y disco rumbo evolución. Una nariz de maravillosa complejidad donde la fruta madura y las notas terrosas saludan. Se incorporan enseguida unos terciarios muy fundidos y notas de matorral y bajo monte que transportan al landscape de Malagón. Entrada seca y aterciopelada. Desarrollo amplio, suave e intenso. Elegancia indiscutible en clave de medio-cuerpo. Aromas de boca terrosos que se conjugan con ciruela madura y mantienen un frescor para la perfecta aromonía. Un final goloso, de tanino dulce y calidez (13'5 % vol.) pulidísima que transmiten una clase como pocos vinos.
Nota de Cata 2020: Capa media y disco en juventud cuando inspeccionamos este añada en septiembre de 2024. Lágrima densa. En una primera nariz descubrimos una enorme intensidad alrededor de la fruta de baya. Después, aireando, se revela una trama floral muy inteereseante sobre un fondo de musgo y hierbas del monte de Malagón. Entrada seca, con un desarrollo delicado y señorial. Un sello terroso como marca de la bodega, se complementa con la fruta madura en clave de media estructura. Los 14 meses de crianza sólo acarician y morbosean la materia. Final cálido, especiado y con la elegancia que es otro de los sellos de este Pago imprescindible.
Un tinto que transmite terruño, que nos hace viajar a la comarca de los Montes de Ciudad Real, donde en su día Don Quijote patrullaba empapado de buen tinto manchego. Este personaje hidalgo recibe su particular guiño en la etiqueta de este tinto diseñada por mi amiga Amaya Arzuaga. Su precio está a la altura de la categoría vino de Pago, respondiendo a unos 14 euros la botella. Como maridaje el chef Víctor Gutiérrez puede cascarse una Oreja con caviar, crujiente de cochinillo y presa ibérica. Como segundo match un Royal y rablé de liebre con arroz de boletus y trufa.
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