Dejéme
caer por Magallón (Zaragoza) para visitar la cada vez más célebre bodega
Ruberte. En
lo que yo ví, tanto instalaciones de embotellado como la planta de
vinificación de Magallón tienen un tamaño más bien pequeño y
humilde, pero que tras lo probado se basta para transmitir el alma
del viñedo campoborjano y sobre todo de la Garnacha.
La
familia genial, Susana Ruberte (propietaria y enóloga) nos atendió
a mí y a la familia con la que coincidí ese día de visita con
mucho interés (a una de las hijas ya la conocía de la Feria del
Vino de Montañana 2014). Tras enseñarnos las instalaciones hizo de
anfitriona en el mesón-sala de catas con un agape y varias
referencias : el Ruberte Crianza Syrah y Ruberte Tresor. Buenísimos
ambos dos. Me llevé el Tresor y este Moscatel que paso a describir.
Nota de cata: Amarillo limón con reflejos ambarinos. Olfativamente de
lo mejor: miel, azahar, algo de cítricos sin dejar de lado el
evidente bouquet alcohólico propio del vino de postre. Muy
aromático. Entrada dulce y etílica que “empalaga” con gusto la
boca, desarrollo que recuerda a frutos secos (almendra) y un toque
de naranja amarga. Sorbo a sorbo se descubre al limón como aliado de
esta delicia. Final más corto que largo culminado con una leve
astringencia final para dar categoría y redondez a este moscatel.
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