En
plena campiña onubense, entre Sevilla, Huelva y el Parque de Doñana
se encuentran las localidades de Villalba del Alcor y de Manzanilla.
Allí nació por el año 2ooo un proyecto que Pedro Robles Cruzado y
Luis Galán López bautizaron como Marqués de Villalúa. Su
propuesta se basa en producir vinos basados en variedades de la zona
(PX, Zalema, Listán Blanco) o con vocación sureña (Moscatel de
Alejandría) que llegan al supermercado con una
gran relación calidad-precio como es el caso de esta referencia.
Nota de Cata: Color amarillo pajizo brillante y sin defectos. Nariz de
complejidad en torno a flores, fruta tropicales y blanca de hueso
joven. Entrada en boca no del todo seca, desarrollo ligero, muy
femenino (sólo 11% de alcohol que es ya un sello de los blancos
onubenses) y sedoso. Notas de flor de naranjo, azahar, limón
maduro y fondo herbal son los aromas de boca en clave de elegancia
que supura este vino. Un final de ligero amargor que recuerda la
corteza interior del cítrico con sutilidad y buen gusto.
Un
gran descurbrimiento de vino, y hablando de descubrimiento ¿Sabían
ustedes que los vinos del Condado de Huelva eran los que degustaban
los marineros durante el viaje de Andalucía a América ? Siéntase
el Cristobal Colon de su bloque disfrutando de una copita de este
Marqués que además goza de una relación calidad-precio de casi
5 euros. El servicio a 11º C es el correcto y enfrente
sírvase un producto del mar de una finura tal que no pueda eclipsar
el blanco de hoy: propongo gambas Denominación de Origen Huelva
simplemente cocidas, porque en la simplicidad está el placer.
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