La
variedad Moscatel es una vieja conocida de las tierras
zaragozanas. Su capacidad de concentración de azúcares hace que
para lograr un buen vino dulce natural sea necesario un
Moscatel de altura, en este caso vendimiado a más de 7oo metros
de altitud para lograr el equilibrio entre acidez y dulzor. Los
suelos francos y pedregosos dejan un Moscatel muy muy maduro si se
quiere. Y una vez en bodega se va a encabezar hasta los 15% de
alcohol para después resistir 3 meses en americano que
van a complexificar el conjunto.
Nota de Cata: Este moscatel cosechado en Encinacorba muestra un color
oro viejo con reflejos cobrizos nada que ver con la foto. Más piernas que en un cabaré . Si
nos fijamos en la botella (al menos la que ha llegado a mis manos) se
ven sustancias coloidales que evidencian una ausencia de filtrado. En
nariz potencia y complejidad: corteza de naranja, albaricoque en
confitura, cítricos en mermelada...herbales también. Boca densa, de
gran potencia y volumen que evoca notas de uva pasa, higo
deshidratado e incluso melocotón en almíbar todo en clave de
laminería. A partir de 12º C se va de dulzor.
Más
puntos que en un quirófano pero a mí eso me importa poquito. Más
importante es su relación calidad precio de alrededor de 11 euros
para esta referencia de formato único de medio litro. Recomiendo un
servicio de 9º C para evitar la sensación alcohólica y empalagosa
que tendría haciéndolo a 12º C. Y no, no pondría el maridaje de
postre, hojaldre dulce y pastel que recomiendan mis amigos de GVV,
sino un maridaje de oposición con un buen queso d'Auvergne
cuyo equivalente ibérico sería el azúl de Valdeón, un producto
leonés y también de altura y para realmente estar a la altura.
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