Galbárruli
es la aldea de la Rioja Alta en donde se asienta el proyecto, desde
2011, de la familia Pérez de Urrecho. Los Montes Obarenses marcan el
paisaje, los confines occidantales de La Rioja, y como no el
Tempranillo
de altura.
A destacar el trabajo casi artesano que toda la familia aplica en
ésta su única cuvée:
vendimia
totalmente manual, encuvado del racimo entero y estrujado con los
pies, como debe ser, como toda la vida. El resultado es el siguiente:
Nota de Cata: Visualmente
capa media que no es ningún problema. Disco totalmente en añada y
lágrima rápida. En nariz una media intensidad evoca la fruta joven,
más concretamente la fresa silvestre de sotobosque y los lácticos
en clave de yogur de arándanos tan bien extraído en la MC. Entrada
dulce y afrutada, un tanto carbónica como es lógico.
Desarrollo goloso (13'5
% vol.) , de frescor muy integrado que deja el protagonismo a la
fruta ¿Cuál? La baya roja, la fresa madura. Final largo, afrutado y
especiado de tanino sedoso.
Como
buen maceración carbónica a descorchar más pronto que tarde y qué
mejor con unas tapas entre amig=s. Por ejemplo, acérquense hasta el
asador Ochavo en Sajazarra y pidan morcilla
a la brasa con alegrías riojanas acompañado
de una copita de Urrecho. Sin salir de la zona y siempre conduciéndo
su acompañante vaya hasta Cihuri, al Trujal del Abuelo y deguste los
caracoles con otra copita de Urrecho a eso de 11º C. La botella vaya
donde vaya se la cobrarán por encima de su precio original, es
decir, de 5
euros si llega.
Ya saben disfruten del vino Rioja visitando la zona y con moderación.
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