Nota de Cata: Una buena extracción dada la opacidad visual que se refleja incluso en el color de las lágrimas. Bastantes. Una nariz limpia con pura fruta que pone en relieve notas terrosas, de soto-bosque y caza con una bella intensidad. Entrada en boca jugosa, donde la uva se expresa a través de una vinificación instintiva basada en evitar los sulfitos indeseados. Desarrollo goloso y éclatant, de media estructura gracias a una extracción de 120 horas sólamente. Un frescor que va de menos a más expresando el terruño frío del valle de Yerri. Calidez presente (14% vol.) que tan fiel es siempre a los tintos de Garnacha predominante. Un final limpio, despojado de sulfurosos donde la fruta se proclama victoriosa como siempre pasa con los vinos ecológicos.
Una gran relación calidad-precio de 6'70 euros dado todo lo que ofrece: viñedo limpio de pesticidas, sólo sulfitos fermentativos, clarificación sin proteínas a lo vegano, certificado de gestión sostenible, filtrados mínimo para no maltratar el vino y más cosas que me dejo. Es realmente emocionante encontrarse en el mercado vinos con tanta sensibilidad no sólo hacia las viñas sino hacia la salud del consumidor. Y de esto saben muchísimo al otro lado de los Pirineos, será por aquello que esta maravillosa cuvée toma la traducción francesa de El Natural. Como maridaje unos huevos rotos con hongos sólo si son los del restaurante Izarra en Estella.
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