Bodega Sani Primavera – Árabe – Sauvignon blanc (Almendralejo): extremeños, leoneses y 'amegos' brindan con off-dry

Durante el período del siglo VII, la actual Extremadura y gran parte del Reino Visigodo fueron invadidos por los omeyas árabes, que formaban parte del ejército islámico que se expandía desde Pakistán hasta lo que hoy es Morocco. El legado del dominio musulmán en lo que es Extremadura, al igual que en otras partes de la península, fue significativo y multifacético.


En 1031 d.C se creó la taifa de Badajoz, que abrió una etapa de riqueza a distintos niveles: cultural (florecieron la poesía, la literatura, la música y las artes ), urbanístico (mezquitas, palacios, fortificaciones y baños públicos) y agrícola (desarrollo de técnicas avanzadas de agricultura, incluyendo sistemas de riego y cultivos especializados). Esta pujanza regional se solaparía con la tardía anexión por el zamorano Alfonso IX de León al Regnum Legionense (1230 d.C).


En color rojo, ADN leonés.

La región de Badajoz era conocida por su producción agrícola, que incluía cereales, frutas, aceite de oliva (variedades manzanilla cacereña y verdial de Badajoz) y por supuesto vino. Aunque el vino estaba betado por la ley islámica también hay evidencia histórica de que en la Taifa de Badajoz el consumo de vino y otras bebidas alcohólicas pudo haber ocurrido de manera más o menos tolerada, a pesar de las restricciones religiosas.


Durante los siglos XIII y XIV fue repoblada por castellanos, de ahí la diferencia de acentos y la pervivencia del astur-leonés en algunas zonas del nordeste extremeño. Con el paso de los siglos el dominio mahometano ha dejado paso al dominio del sistema clientelar y caciquista que obliga a sus habitantes a perpetuar dicho sistema engrosando el funcionariado, o bien a emigrar. Los que se quedan sólo pueden irse o quedarse y luchar, lo cual es menos dificil con una copa de Sauvignon de la calle Las Zarzas, Almendralejo.

Máximo explendor del Regnum Legionense

Nota de Cata: Descorchando a mediados de 2024 observamos un amarillo pajizo limpio y sin defectos, con una lágrima densa. En nariz la discrección predomina aun sirviendo a 11º C; según contra-etiqueta deberían encontrarse notas de fruta tropical. Con un % de Moscatel la aromática no sería el punto débil de este vino. Entrada dulce en boca, muy equilibrado en el desarrollo. El dulzor, mayormente protagonista, nunca empalaga afortudamente. Recuerdos de lechee y mosto de uva recién exprimida en un pressoir en cualquier bodega perdida de Badajoz. Delicado. Femenino, 11% vol. Un delicioso final, todavía dulzón pero bien escoltado por un amargor y frecor de pitiminí.


Como apuntamos, un plus aromático hubieran perfeccionado este blanco valorado en 4'19 euros. Como maridaje, la cocina extremeña y lusitana, concretamente sus postres pueden realzar este Sauvignon de Almendralejo. Desde las conocidísimas natillas, arroz con leche, torrijas o quesadillas de Évora hasta unas trouxas de ovos, pan de rala del convento de Santa Clara, repápalos o sopa de miel. Muchas son las combinaciones para disfrutar con moderación y en familia.



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