Las
glarimas (lágrimas en español) de mosto Syrah gotean
tras el sangrado y la maceración en frío que afinará
los aromas. La fermentación a temperatura controlada va a darle a este Syrah un grado de más
de 13% de volumen en alcohol. Y es que el cambio climático
tampoco perdona en el Somontano de Monzón. Un cambio climático que
paulatinamente invita a trabajar con Syrah o Garnacha más que con
Merlot o Cabernet...
Nota de Cata 2018: Syrah y Cabernet que en vista muestra un color rojo cobrizo con reflejos rubís. Limpio como en otras añadas. Primera nariz para las frutas del bosque y cítricos. Segunda donde la fruta de baya se concreta en madura (frambuesa y cassis) sobre un fondo de lima y salvia. Entrada ligeramente dulce, desarrollo ligero y todavía con esos sutiles azúcares residuales. Notas de boca en torno a la fresa y finel de calidez presente pero controlada.
Nota de Cata 2016: En vista color rojo anaranjado con reflejos guinda,
brillante y sin defectos. Una nariz compleja y volcada a la fruta
roja, la piruleta, la chuchería y en segundo plano flor, rosa. Una
entrada en boca redonda, desarrollo fresco apadrinado por la fruta
roja de arbusto. Carga floral intensa que llena la boca junto a
aromas de fresa, piruleta o herbáceos. Textura densa que lo hace
igualmente fácil de beber gracias en parte a ese equilibrio entre
frescor y dulzor.
Y
con esta referencia se cierra la trilogía de la gama 'Glarima'
enfocada a la hostelería aragonesa... Por un lado Glarima tinto : un
assemblage golososo y exhuberante que no llega a 5 euros, por
el otro el Glarima blanco: un Traminer- Chardonnay sobre lías, denso
y varietal (7 €). Por lo referente a este rosado se queda en menos
de 5 euros haciéndolo recomendable y versátil para no pocas
propuestas. Desde tapas elaboradas a pescados con carácter o al
arroz con cosas.
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