El txakolí es una de las
tradiciones ancestrales del País Vasco. El origen de su nombre viene
de la expresión euskera etxeko ain: 'lo justo para casa'.
Cuenta la leyenda que ni los aítas recuerdan que en las
bodegas cuando venía un pesado a preguntar cuánto había producido
el viticultor les respondía etxeko ain. Hoy ya no hay miedo a
contar la realidad: la D.O. Chacolí de Guetaria produce unos 3
millones y medio de botellas al año, lo que para uno de
Bilbao también es lo justo para casa. Las variedades elegidas son el
Hondarrabi Zuri (85%) completado con Hondarrabi Beltza y Gros
Manseng.
Nota de Cata: En vista
color amarillo dorado con una cama de burbujas que también crean un
rosario. Escanciado, ese lecho de burbujas persiste mucho. Nariz muy
cítrica: lima, limon y hierba recien cortada. Despues aparece el
recuerdo de la manzana de sidra vasca todavía en su árbol, un arbol
plantado en Zumaia. Entrada seca. Desarrollo ligero, igualmente
seco y con un gran frescor. Una rectitud que persiste en los
lados de la lengua. Final también seco con retrogusto que mezcla de
nuevo cítricos con hierba de prado guetariano. PVP de casi 10
euros.
Un txakoli vieja escuela (posibles
añadas 2017 ó 2018 ) que los aitas disfrutarán
particularmente en las tabernas profundas vascas. Por cierto ellos
diferencian entre vino blanco y txakolí, otra curiosidad. Servicio
de 12º C para mantener a raya la acidez natural de esta
bebida. Como maridaje la cocina vasca popular despojada totalmente de
las mandangas y glamures que sirven los explota-stagiers
vascos: pintxo de bakalao en aceite, kalamares en su tinta, lubina
donostiarra o el ya clásico marmitako. A disfrutar, familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario