Como ya sabemos bodegas Idrias es la aventura de la cooperativa Grandes Vinos y Viñedos de Cariñena en el Somontano de Huesca. El concepto de Marcelo Morales para este rosado ecológico estuvo claro desde el principio: un rosado de Merlot viñas nuevas fácil de beber, sin grandes pretensiones y con un precio típico de la D.O. Cariñena. La démarche orgánica no sabemos si es una convicción o un elemento de marketing pero está claro que el amateur, cada vez más informado gracias a los wineblogs, busca alejarse del SO2 y del veneno.
Nota de Cata: Tonos anaranjados visualmente que denotan los dos
años pasados tras descorche. En nariz gran discrección más allá de fruta roja
joven y cítricos, pues las viñas de la parcela Las Planas necesitan más edad para transmitir mayor complejidad
aromática. Entrada en boca de buen frescor, enseguida enlaza con una agradable
redondez que embelesa el paladar. Hay fineza y tensión, junto a un
sello mineral que sorprende para bien. Desarrollo ligero con sus 14% pareciendo
menos. Final en boca limpio que es algo muy bienvenido y a la vez muy
desconocido en los vinos de las cooperativas de la D.O. Cariñena, sobrecargados de sulfuroso.
Miguel Mort y Rafa de la Fuente han pactado un precio de unos 6
euros, que en denominación Cariñena serían la mitad, claro que allí el
Merlot no tiene la calidad del de la Sierra de Guara y mucho menos de la márgen
izquierda bordelesa. Es un rosado correcto, mejor en boca que en nariz. Ya se habló en este blog del blanco Chardonnay de bodegas Idrias, pero para este recomendamos
gastronómicamente la famosa ensalada de tomate y caballa del restaurante O
Lugar, en Almudévar. Sin dejar la A-23 paren en Villanueva de Gallego, en el
bar la Granja y mariden con sus tapas bar Manolo style.
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mucho más claro el color real |
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