Uno de los nombres propios del vino del sudeste español es Rafael Cañizares: propietario y enólogo de bodegas Volver. Su imperio se extiende por Jumilla, Alicante, Valencia y Castilla-La Mancha. Es allí, en la provincia de Cuenca donde el mesetario Verdejo y el bordelés Sauvignon van a unir riqueza y frescor. Vivimos no sólo tiempos de desaceleración, sino de preocupación por la salud. Es por ello que mi amigo Rafa y su equipo están obligadísimos a olvidarse de sulfitos, conservantes y venenos varios.
Nota de Cata: Visualmente vemos un color amarillo limón, limpio y sin defectos. En nariz hay una convivencia civilizada entre la fruta cítrica (lima, limón de Amalfi) y los herbales como el heno fresco. En boca una entrada muy seca, con cierta densidad patrocinada por el Verdejo. El frescor del Sauvignon desaltera el paladar con éxito. Agradable y ligero (12% vol.) en todo momento. Aromas de boca que reúnen recuerdos mentolados, herbales, cítricos como la naranja e incluso un punto de fruta blanca de hueso. Final limpio con ecos de ese registro herbáceo tan orgánico.
Aún recuerdamos la primera vez que probamos algo de bodegas volver, se trataba de un tinto D.O. Alicante de 15% vol. todopoderoso e infumable. Todo lo contrario a este blanco Viñas Viejas tan disfrutable a cualquier hora del día y con un precio de derribo gracias a esos menos de cinco euros tan bienvenidos. En el apartado de maridajes hay que buscar las tapas de los bares de Cuenca. Por ejemplo un tartare de atún rojo, frambuesa y sésamo tostado como en el restaurante Olea. Sino, el tan típico Morteruelo de El Bodegón (también en Cuenca city).
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